Comunicato stampa del

Emergenza Venezuela

L’anno scolastico si apre con le aule vuote per l’assenza degli insegnanti e dei ragazziL’anno scolastico si apre con le aule vuote

II salesiani e altre famiglie religiose sostengono la società civile che auto-organizza le scuole nel vuoto lasciato dalle istituzioni governative

In una lettera, padre Luis Ugalde, teologo e storico gesuita, riassume la condizione di abbandono a in cui versano le scuole in Venezuela. Gli insegnanti non ricevono stipendi sufficienti, gli allievi trovano mense sguarnite.

 

  1. https://news.missionidonbosco.org/venezuela-%C3%A8-sempre-pi%C3%B9-grave-lemergenza-scolastica

 

La popolazione viene invitata a uno scatto di orgoglio per non sottrarre l’insegnamento alle nuove generazioni. L’appello alle persone di cultura perché suppliscano alle carenze di personale docente. 

 

  1. https://news.missionidonbosco.org/venezuela-come-pu%C3%B2-rinascere-il-sistema-scolastico-allo-sfascio

 

Alleghiamo il testo della lettera di p. Ugalde e una sua traduzione in italiano.

AGONÍA Y RESURGIR ESCOLAR

Luis Ugalde, S.J.

Con este gobierno o con el siguiente el nuevo año escolar será una tragedia. Con este régimen los meses que vienen serán peores en todos los órdenes y para reconstruir la escuela es necesario  el renacer ciudadano.

Hace tres décadas, la escuela venezolana venía implantándose, aunque con muchas críticas a su calidad pedagógica. Todavía era muy precaria la cobertura de la escuela maternal en los sectores más pobres, marginados desde el comienzo de su vida. Las cifras eran más satisfactorias en primaria y secundaria, mientras el orgullo propagandístico del régimen se desbocaba presumiendo del número de universitarios. Claro que sin mencionar la calidad, ni dejarse medir, ni comparar con otros países, con la excusa de que mediciones como la de PISA son capitalistas no aptas para apreciar nuestras joyas educativas socialistas. Pero en el curso 2018-2019 el gobierno ha batido todos sus récords negativos y ha dejado a la escuela sin maestros, sin alumnos y sin presupuesto. Logró que la carrera de educador sea tan repudiada que los pedagógicos y escuelas universitarias de educación languidecen por falta de alumnos: ¿Qué sentido tiene optar por una profesión cuyo empleador principal es el Estado y que ofrece salarios inferiores a los 10 dólares mensuales? El éxodo de educadores es desolador y la escuela sin esperanza se vacía de jóvenes. La muerte de la mayoría de los programas de alimentación escolar no atrae a los niños en ayunas… La crisis del régimen es general y afecta a todos los sectores (agricultura, industria, farmacias y panaderías, luz, agua, gas, transporte, seguridad, salud…), pero nada es de tan graves consecuencias como la ausencia escolar de 40 o 50% de los alumnos, la desnutrición de cientos de miles de niños menores y el desolador abandono de las universidades sin futuro.

NI UN NIÑO FUERA DE LA ESCUELA

Triste realidad para el comienzo escolar, pero no nos gusta presentar problemas sin buscar soluciones, ni echar más leña al fuego al pesimismo que paraliza y acentúa los males. La obligación de todo venezolano es no resignarse a un curso 2019-2020 de aulas vacías, de educadores en éxodo y de escuálidos presupuestos que impiden apostar al talento y a la formación integral de calidad, desde los niños del maternal hasta los universitarios.

La primera respuesta es que es imprescindible salir del régimen que ha producido semejante catástrofe para que las escuelas sean hervideros de proyectos, llenas de sueños de padres, maestros y risas de niños con esperanza y futuro.

Pero no basta, pues el nuevo gobierno estará abrumado de necesidades y escaso de recursos, los padres agobiados por otras necesidades y los educadores dividiendo sus escasos dólares entre su transporte diario y media docena de huevos. Es imprescindible que los padres, los educadores, las empresas y la sociedad entera, nos declaremos en emergencia y saquemos fuerzas y recursos de donde aparentemente no hay y le digamos al gobierno que la escuela es nuestra y que vamos a producir una gran sinergia escolar de los diversos factores que juntos la pueden sacar a flote. Nada de apelar al “Estado docente” que excluye a los demás, pero tampoco rechazar su responsabilidad sobre toda la educación, sino que en cada una de las 25.000 escuelas hay que hacer presente y activa la “Sociedad educadora” con la conciencia de que la escuela es nuestra; no del gobierno, pero sí con el gobierno. Sabemos que por separado, ni los educadores, ni los padres, ni los funcionarios del ministerio, ni las empresas, tienen el ánimo ni los recursos para remontar el desastre. La experiencia nos enseña que cuando juntos se toma la escuela, surge un nuevo ánimo, una solidaridad creativa que hace posible lo que parecía imposible. Lo hemos vivido en las escuelas más pobres y visto en muchos colegios de clase media donde la grave necesidad despierta la  solidaridad y la conciencia de que la escuela “es nuestra” y si no la salvamos juntos perderemos el futuro de nuestros hijos. Con esa conciencia nueva surgen posibilidades insospechadas: Si no hay educadores activos titulados los supliremos con jubilados, con padres capacitados, con estudiantes universitarios… Es inútil pedir aumentos al Estado arruinado ni  a los padres que envíen a sus niños bien desayunados. Es imprescindible que en la mayoría pobre del país haya una comida escolar sólida al día y que no se contenten con enviar a los niños a una escuela que es del Estado, sino que ellos vayan con sus hijos a la escuela que es suya. El rescate de los valores personales y ciudadanos es de vida o muerte para la sociedad, así como las capacitaciones y hábitos de trabajo responsable sin los cuales la empresa no tiene futuro. Hemos visto que el gobierno fracasa en el mantenimiento de las escuelas estatales y con frecuencia la desidia permite su saqueo; lo que contrasta con Fe y Alegría (por mencionar una sola institución de las muchas escuelas propias de instituciones sociales y religiosas). No se trata de enfrentar el Estado a los padres y educadores, sino de lograr nuevas sinergias que se apoyan y exigen mutuamente, para juntos promover, exigir, organizar, responsabilizarse de la ayuda humanitaria nacional e internacional, que hasta ahora se ha iniciado de modo muy tímido con la Cruz Roja, Caritas etc. Estamos hablando de millones de niños y por tanto de millones de padres y de centenares de miles de educadores. Le escuela la hacemos nuestra este año o no habrá escuela. Nuevo régimen y resurgir escolar con corresponsabilidad.

Caracas, martes 27 de agosto de 2019.

 

 

 AGONIA E RINASCITA DELLA SCUOLA

 Luis Ugalde, S.J.

 

Con questo governo o con il prossimo, il nuovo anno scolastico sarà una tragedia. Con questo regime i mesi a venire saranno peggiori a tutti i livelli e per ricostruire la scuola è necessaria la rinascita dei cittadini.

Tre decenni fa, la scuola venezuelana fu istituita, anche se molte critiche circa la sua qualità pedagogica. Era ancora molto precaria la copertura della scuola materna tra la popolazione più povera, emarginata fin dall’inizio della sua vita. Le cifre sono più soddisfacenti nella scuola primaria e secondaria, mentre l’orgoglio della propaganda di regime galoppava presumendo il numero di universitari. Per non parlare della qualità, o misurarsi o confrontarsi con altri paesi, con la scusa che le misurazioni quali il PISA (Programma per la valutazione internazionale dell’allievo) sono capitalistiche e non adatti per apprezzare i nostri gioielli educativi socialisti. Ma durante l’anno scolastico 2018-2019 il governo ha battuto tutti i record negativi e ha lasciato la scuola senza insegnanti, senza studenti e senza risorse. Ha fatto sì che la professione di educatore sia così ripudiata che l’insegnamento e le facoltà di indirizzo pedagocico languissero per mancanza di studenti: che senso ha scegliere una professione il cui datore di lavoro principale è lo Stato e offre salari più bassi a 10 dollari al mese? L’esodo degli educatori è desolante e la scuola senza speranza si svuota di giovani. La morte della maggior parte dei programmi di alimentazione scolastica non attira i bambini a digiuno… La crisi del regime è generale e riguarda tutti i settori (agricoltura, industria, farmacie e panifici, elettricità, acqua, gas, trasporti, sicurezza, salute), ma nulla ha conseguenze così gravi come l’assenza a scuola del 40 o 50 % degli alunni, la malnutrizione di centinaia di migliaia di bambini e il desolante abbandono delle università senza senza futuro.

 

Neanche un bambino fuori dalla scuola.

Triste realtà per l’inizio dell’anno scolastico, ma non ci piace presentare i problemi senza cercare soluzioni, né alimentare il paralizzante pessimismo che accentua il malessere. L’obbligo di ogni venezuelano è quello di non rassegnarsi a un anno scolastico 2019-2020 di aule vuote, educatori in esodo, squallidi budget che impediscono di scommettere sul talento e sulla formazione integrale di qualità, dai bambini della scuola materna fino agli universitari. La prima risposta è che è indispensabile uscire dal regime che ha prodotto una simile catastrofe perché le scuole siano fucine di progetti, piene di sogni di genitori, insegnanti e risate di bambini con speranza e un futuro.

 

Ma non basta, perché il nuovo governo sarà sopraffatto dai bisogni e le risorse saranno scarse, i genitori gravati da altre necessità e gli educatori intenti a dividere i loro pochi dollari tra il trasporto giornaliero e una mezza dozzina di uova. È imprescindibile che i genitori, gli educatori, le imprese e la società intera, tutti insieme ci dichiariamo in emergenza e traiamo forza e risorse dove apparentemente non ci sono e diciamo al governo che la scuola è nostra e che produrremo una grande sinergia scolastica dei diversi fattori che, insieme, possono rimetterla in piedi. Nessun appello a “Stato docente” che esclude gli altri, ma neppure rifiutare la sua responsabilità per tutta l’istruzione: piuttosto in ciascuna delle 25.000 scuole bisogna che sia presente e attiva la “società che educa” con la consapevolezza che la scuola è nostra; non del governo, ma con il governo.

Sappiamo che individualmente né gli insegnanti, né i genitori, né i funzionari del ministero o le imprese hanno la forza o le risorse per superare il disastro. L’esperienza ci insegna che quando insieme prendiamo la scuola sorge uno spirito nuovo, una solidarietà creativa che rende possibile ciò che sembrava impossibile. Lo abbiamo vissuto nelle scuole più povere e visto in molte scuole della classe media, dove la grave necessità risveglia la solidarietà e la consapevolezza che la scuola “è nostra” e se non la salviamo insieme perderemo il futuro dei nostri figli. Con questa nuova consapevolezza sorgono possibilità inimmaginabili: se non ci sono educatori attivi laureati sopperiremo a questa mancanza con i quelli in pensione, con genitori formati, studenti universitari…  è inutile chiedere aumenti a uno Stato in rovina o ai genitori di mandare i figli a scuola dopo che hanno fatto una buona colazione. È imperativo che la maggioranza povera del paese abbia un solido pasto a scuola tutti i giorni e che non si accontenti di mandare i bambini a una scuola che è dello Stato, ma che vada con i propri figli a una scuola è loro. Il riscatto dei valori personali e di cittadini è questione di vita o di morte per la società, così come lo sono la formazione e le abitudini di lavoro responsabile, senza le quali la società non ha futuro. Abbiamo visto che il governo non riesce a mantenere le scuole statali e spesso l’abbandono permette che siano saccheggiate. Questo contrasta con Fe y Alegría (per citare una delle molte scuole di istituzioni sociali e religiose). Non si tratta per i genitori e gli educatori di mettersi contro lo Stato, ma di raggiungere nuove sinergie che si supportino a vicenda per promuovere congiuntamente, organizzare, assumersi la responsabilità degli aiuti umanitari nazionali e internazionali, che finora sono stati avviati in modo molto timido con la Croce Rossa, Caritas, ecc.

Stiamo parlando di milioni di bambini e quindi milioni di genitori e di centinaia di migliaia di educatori. Facciamo nostra la scuola quest’anno o non ci sarà nessuna scuola. Nuovo regime e rinascita della scuola con corresponsabilità.

 

Caracas, martedì 27 Agosto 2019.

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